miércoles, 12 de septiembre de 2007

Rechazo la Insensibilidad

Por: Miguel González

América Latina, la comunidad internacional y la sociedad colombiana, principalmente esta, debemos rechazar con coraje la ignominia de los palurdos desvergonzados que no respetan la vida y libertad de ellos mismos y tampoco de las personas que ellos han raptado desde hace ya casi una década. Miserables que no cuentan con suficiente testa para entender que raptar a una persona, tratarla como mercancía, maltratarla en sitios de reclusión similares o perores que los campos de concentración usados en la segunda guerra mundial ubicados en medio del inclemente clima selvático, los hace por lo menos responsables de la vida que les queda a sus rehenes que han padecido enfermedades, la ausencia de sus familias, que perdieron el derecho al trabajo y a vivir dignamente, en pocas palabras a quienes todos sus derechos fundamentales les fueron vulnerados violentamente.

Pero como bien anota Daniel Pecault en su reciente entrevista, junio 27 de 2007[i], concedida al diario el Tiempo la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ante su escasez de política se ven abocados a reclutar jóvenes sin educación y de las zonas marginales tanto urbanas como rurales, están tan faltos de política que desperdician los espacios que les han otorgado para mostrar su ideología. Esto no quiere decir que en Colombia no haya conflicto interno, en absoluto negaríamos tal realidad cuando cerca del 50% de la población colombiana vive en la pobreza y un 12% de ellos vive en la pobreza extrema, y en donde el índice GINI es de 0.54; indicadores que han progresado frente a los existentes en el 2002, no quiere decir que las cosas sean color de rosa, pues aun existen brechas inconcebibles en un país con el PIB percápita que tiene Colombia, así vemos regiones olvidadas sumidas en la pobreza, esquilmadas por la corrupción política y desangradas por la violencia donde la ausencia del Estado es evidente aun en nuestros días. También es claro que el conflicto armado ha dejado como saldo más de 3 millones de desplazados más de 50.000 homicidios y un número superior a 7000 desaparecidos, entre otras cifras que hacen difícil negar la compleja conflictividad del país.

Lo inaceptable es que por no lograr los objetivos de los diversos actores armados del conflicto, por la testarudez de las partes responsables de negociar se busque persuadir con la muerte, ante la incapacidad política, ejecutando de manera inmisericorde a los rehenes. Ello no tiene sentido ni valor político desde ningún punto de vista. A los 11 exdiputados los asesinaron a sangre fría, los fusilaron, ante esto no cabe juicio de valor frente a si hubo o no combate, si era una imprudente operación militar de rescate, si los actores eran o no militares, lo rechazable es la pérdida de sensibilidad humana de los actores armados, de la insensibilidad de los responsables políticos de hoy y del pasado que han venido sumiendo este país en la conflictividad prolongada, siendo ausentes completo de la conciliación completa, sin verdad, sin justicia y los más lamentable creando una sociedad sin sentido, desmemoriada que no protesta, que mañana estará satisfecha después de ver la telenovela de turno, o mejor luego de ver el partido de fútbol de la selección Colombia, el reinado del bambuco y de disfrutar el puente de San Padro, cuando muchos se irán a “pegar la rodadita” a “sanpedriar” ¡qué le va a importar! a este país el asesinato de 11 personas que estaban secuestradas, la muerte de niños por falta de atención médica y los otros muchos que han muerto por hambre y maltrato… entre otras calamidades que suceden en la cotidianidad del “país del sagrado Corazón”[ii]. Esta indiferencia social la conoce bien la guerrilla y por ello anunció su desalmada acción en la madrugada del día del juego de fútbol, cerca al puente Emiliani, porque aquí no hay verdadero rechazo a lo excreclable e ignominioso, ¡la violación y vulneración de los derechos humanos no le duelen a nadie en este país!, salvo para utilizarlos como un saludo a la bandera. ¿Cuándo despertaremos de esta insensibilidad que nos tiene adormilados en la “horrible noche”?
[i] http://www.eltiempo.com/multimedia/home/index.html
[ii] Aquí no me refiero a lo legislativo sino a un país que se ha preciado por ser Cristiano Católico tradicionalmente.